sábado, 25 de agosto de 2012

BREVE


No se puede vivir sin principios.

Cuando éstos se pierden o diluyen, todo se confunde y se enfanga.

Aún hay esperanza.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Clarito, para más señas






Mientras mi hija se preocupa de los posibles desastres domésticos: una inundación en la bañera (por lo que se niega a que una vez que está dentro se vuelva a abrir el grifo), la posibilidad de que su estantería no soporte el peso de tanto libro (por lo que disfruta escondiéndolos entre las sábanas) o la preocupación por no poder superar la rampa del garaje (a raíz de un pequeño incidente un día de lluvia), mi hijo trata de disculparse por sacar un siete y medio en lugar de un diez, sin saber que no ser perfecto es "perfectamente normal" y que sacar un notable significa que sabes bastante.



Mientras ellos tratan de vivir y entender el mundo a su manera, yo me descubro igualmente atónita y amedrentada ante los acontecimientos, observando pasmada una crisis mentirosa, llena de trampas, una situación de esas en las que un viento "fresco" se lo llevó todo, aunque hay a quién no le alcanzó "nada".



Me veo pequeña de nuevo, con necesidad de preguntar y rebelarme y me dan ganas de quitar el tapón a la bañera de los manipuladores, y esconder la deuda y los valores de la bolsa bajo el edredón, siento la imperiosa necesidad de dejar caer sutílmente mi coche contra el suyo, en la rampa del garaje y decirles que no llegan si quiera al suficiente. Hacerme insumisa y cambiarlo todo, cambiar en todo.



Luego observo a los grandes, a los de verdad, a los que hacen maravillas con los trescientos Euros de su pensión, los que escalan cada día las montañas de necedades ajenas rompiendo tabúes y batiendo records, los suyos propios. La sonrisa se dispara cuando escucho sus metas, las antiguas rotas y espinosas, las de ahora llenas de esperanza. Convivo con ellos, con los mal llamados discapacitados, y cuya denominación debería ser los "capacitados para otras cosas" las que tenemos que descubrir, las que incluso ellos desconocen.


No sé a dónde quiero llegar, y tampoco me importa ser algo confusa. Pero admiro los contrastes y en este caso me quedo con el gris, el clarito para más señas.






miércoles, 27 de julio de 2011

INDIGNADA

Ayer después de mucho tiempo volví a ver las noticias. Asombrada seguía los acontecimientos que se iban sucediendo. Cada noticia superaba con creces a la siguiente en crueldad y abominación: crímenes masivos y microcrímenes, matanzas ideológicas y domésticas, explotación de personas a a todos los niveles...y para terminar la crónica de una muerte anunciada: Somalia.

Entre 10.000 y 12.000 muertes al mes si las previsiones de sequía persisten.

No hay político, banquero, empresario...no hay nadie que pueda explicarme esto.

Me espanta lo ocurrido en Noruega, la situación político-económica general, el paro, los sinhogar, los maltratados...
... No tengo palabras para describir lo que me produce la situación en la que están los refugiados Somalíes y aún peor los que no han podido o podrán llegar a refugiarse.

Basta ya!

La indignación hoy no tiene foto.

Un silencio feroz deshace mis entrañas.
Se me hiela la sangre, se sonroja mi alma.
La vergüenza me esprime
y quema mi garganta.

lunes, 7 de marzo de 2011

CALMA


Casi sin aliento he llegado hasta aquí.

Todo me parecía pesado. Apenas me llegaba el aire a los pulmones y todo me quemaba.

Empieza a llegar un viento fresco de cambio y de bonanza.

Nada hay mejor que la risa.

Aquí sigo, después de las carcajadas, serena ya. Con ganas de ser y seguir siendo. Con intención de quedarme dándo un poquito más y perdiendo-me un poquito menos.

martes, 5 de octubre de 2010

Buitres


Volvía esta tarde, como tantas otras, como ninguna. Volvía digo con espíritu sereno, mirando la sierra de frente, recreándome en los perfiles de los picos, tratando de gravar en mi mente sus colores.

Volvía, temerosa de un futuro próximo, de
un viaje. Respiraba profundamente y la melancolía se adueñaba de mí, poderosa y persistente. Mi alma se reconoce en las montañas, en los rincones, en los riscos.

Vi volar buitres haciendo círculos concentricos, muchos, quince, veinte, más. Para mi son un signo benigno, una hermosa aparición, una señal inequívoca que me hace presente a quién más amo.

Miraba las montañas y sentía mi cuerpo como sin fuerzas, mi alma caminando agitada, mi pensamiento alborotado, perdido.

Miraba las montañas y de mí sólo se rendía mi paciencia.

Otro día más. Unas horas menos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

SIN VIENTO


Pocas palabras. Muchas emociones. Algunas lágrimas. Caos.

Una habitación vacía, llena aún de juguetes desordenados, con ecos metálicos resonando en su interior.


Ropa tendida, pequeña. Camisetas rosas y pantalones cortos. Un polo de Rayo y un par de vestidos.

El frasco de colonia de los Lunis abierto. El perfume infantil inundándolo todo. Un caballero desmontando del caballo. Un carrito de muñecas vacio.

El suelo alfombrado con disfraces de Ninjas y Princesas. Una tortuga que le falta un ojo. La gorra de chulapo y la capa de Blanca Nieves.

Silencio. Silencio. Silencio.

Tal vez hoy esta ya deje de ser su casa, su habitación. No han mirado atrás. En sus manos "Laura" y "San Jorge".

En mi corazón un "no se qué", un algo opresivo que me acongoja. Este ha sido mi hogar y el suyo. Nada es mío, sólo los recuerdos.

No me apena la pared, me sobrecoge la imagen de su sombra sobre ella. No echaré de menos la ventana, pero sí sus sonrisas pegadas al cristal.


Tengo a mis pequeños, los originales. Tendremos nuevos recuerdos, nuevas sombras y sonrisas. Generaremos hogares allá donde vayamos.

Pero hoy es día de nostalgia, de pequeños duelos. Ellos han dejado mi casa. Ahora ya no es más que otro edificio, de otro pueblo, de otra comunidad...

Ya, sin ellos, esta casa no es mi casa.

martes, 14 de septiembre de 2010

ILUMINADOS


Hoy es uno de esos días en los que, casi sin darse cuenta, uno ve su entorno con un poquito más de claridad.

Hoy me he econtrado con un amigo radioactivo, un marido eléctrico y unos hijos acalorados. Todos ellos compartían un elemento común: la luz.

Mi amigo, tiene una luz incandescente, de esas que van desde dentro hacia fuera, de esas luces que engañan, porque se ven así tan humildes, tan humanas...Pero como el rescoldo es la base del fuego, así es él, aquello que lo mantiene vivo. Es el fundamento de la llama que produce y resurge una y otra vez. Es un ángel, que se escapa de la hoguera para que todo arda. ¡Y ahora también irradia! literalmente.

Mi marido, tiene una luz clara y potente. Una luz como de luna llena o de faro junto al acantilado. Aparece en la noche, cuando todo el abismo se cierne y la oscuridad ciñe las almas, robando a la soledad su nombre y a la noche sus batallas. Él es una luz que acompaña en el camino y que se queda siempre. Una luz de humor, amor y besos, de risa, sueños y calma.

Mis hijos, son lucecillas halógenas, o leds instalados en lámparas veloces. Son pequeñas bombillas de las que cuando las tocan queman, tan frágiles y a la vez duraderas. Son pequeños motorcillos, calentitos e iluminados. Fogonazos de vida que no para, recordándote siempre que mires dónde mires hay un punto de luz que aclara todo. Son la luz que me da alas.

Hoy me siento de luces rodeada, iluminada por fuera y por dentro, casi quemada desde las entrañas, por esas luces que siempre encuentro en mi alma.