lunes, 21 de junio de 2010

Pasionales Adhesiones

No se como contarlo, son varios los intentos, pero no sale. No consigo la claridad que necesito, y es que creo que a mi el fútbol me aturulla.

Pensaba en cosas curiosas que me sucedían mientras se televisaba el partido España-Honduras.

Yo estaba en la cocina, cual maruja a esas horas (preparando la cena y fregando los cacharros) cuando escuché cantar el primer gol de España. Un estruendo tremendo y enfervorecido retumbó en el patio comunitario. Y me conmoví.

Empecé a darme prisa con los vasos y se me hacía larga la espera en la sartén: "pues hala, vuelta y vuelta".

Me sentía contagiada de eso que llaman "el espíritu de la selección".
Después cuando vino el segundo y las oportunidades fallidas, mi hijo trató de contarme una historia de su cole, pero yo ya no le escuchaba. Los cinco sentidos en el campo, como uno más animando, sintiéndome interpelada por los comentaristas...

Qué curiosa esa necesidad innata de sentirnos identificados, de abrigarnos bajo unos colores o unas señas, de perseguir un fin común, aunque de "común" pueda llegar a dar vergüenza el "fin".
Es tanto o más curioso si lo observamos cuando, sin darnos cuenta, nos adherimos por proximidad a los fines o identidades de otros: gritando ¡vamos, vengaaaaaaaaaaaaaaaa! a los jugadores de la selección de paraguay sólo por estar viendo un partido con sus compatriotas, por ejemplo.

Si pienso de forma un poco más profunda me surgen dos ideas: una es la pena, porque con la que está cayendo sea en el fútbol en lo único en lo que consigamos poner todas nuestras energías como país. La otra es que tiene cierto peligro eso de las "pasionales adhesiones", porque del mismo modo que hoy las hacemos con un equipo extranjero, mañana las hacemos con un partido político porque ha cambiado de color su logotipo, o porque el eslogan "mola"...

A todo esto, España gana 2-0. Honduras, como casi siempre, pierde. También en el fútbol. Mañana pediremos perdón, solo un poquito. Trataremos de ser justos y hacerles llegar una mínima parte de todo lo que por derecho debería ser suyo. Mañana empieza nuestro mercado solidario, insuficiente, modesto, bienintencionado mercado solidario. Y aquí también nos uniremos en una misma idea y con un mismo objetivo, sacar el máximo dinero para conseguir un mínimo beneficio. Todo sea por aquello del granito de arena...

En fin, como decía al principio estoy embotada. Lo único que tengo claro es de qué color soy y a quién dedico mi pasión y mi adhesión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario