martes, 11 de mayo de 2010

A mis hijos en uno de esos días ¡inolvidables!


Es una princesa, llenita de trasquilones,
y él es un caballero, al que no le queda un pelo.

Juegan a mil tropelías,
se escabullen de lo lindo,
y consiguen eludir el más severo castigo.

Lloran, gritan y reclaman
y se ríen a carcajadas.

A veces van de Gigantes
y otras, menos, de elefantes.

Destructores-Creadores,
combinan en un plumazo:
construyen torres enormes
y horadan sus socabones.

De plata son sus coronas,
de oro sus corazones,
sus risas son de manzana
y sus cabezas ¡melones!

1 comentario:

  1. Conozco a esos cabezas melones y es cierto que son capaces de pasar de ser San Jorge y mansaborá a auténticos dragones.
    De todas formas como suele decirse "de casta le viene al galgo"

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