
Es una princesa, llenita de trasquilones,
y él es un caballero, al que no le queda un pelo.
Juegan a mil tropelías,
se escabullen de lo lindo,
y consiguen eludir el más severo castigo.
Lloran, gritan y reclaman
y se ríen a carcajadas.
A veces van de Gigantes
y otras, menos, de elefantes.
Destructores-Creadores,
combinan en un plumazo:
construyen torres enormes
y horadan sus socabones.
De plata son sus coronas,
de oro sus corazones,
sus risas son de manzana
y sus cabezas ¡melones!
Conozco a esos cabezas melones y es cierto que son capaces de pasar de ser San Jorge y mansaborá a auténticos dragones.
ResponderEliminarDe todas formas como suele decirse "de casta le viene al galgo"