martes, 13 de abril de 2010

VISTA CANSADA


A veces uno cree que las fuerzas no le llegan. Piensa que la cotidianeidad le absorbe y uno cae en espiral, como el agua cuando destaponas la bañera.

En ocasiones uno cree tocar fondo, sumergirse en una fosa profunda y oscura, de dónde salir es poco menos que imposible y sobrevivir una heroicidad no al alcance de todos.

El caso, es que con frecuencia, es en ese momento cuando uno ve, a lo lejos, como un hilillo de luz, etéreo, casi como una alucinación para unos ojos ya tan desacostumbrados.

Cuando ésta llega, todo empieza a cambiar, y la fosa no parece tan profunda, ni el abismo tan inexpugnable...de repente uno empieza a descubrir que alrededor hay otros, que también cayeron y creyeron estar solos, estar perdidos.

Si la luz crece, uno reaprende a mirar al horizonte, al frente, a rescatar sus ojos de la mediocridad de lo inmediato, para relanzarlos hacia un futuro prometedor, brillante.

Y si se fija un poquito más, se da cuenta de que en realidad ni la luz es más ni menos, que la misma de siempre, y sus ojos tan finos y agudos, o tan miopes. Uno se da cuenta de que lo importante no es dónde está sino cómo y con quién.

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