Hace tiempo, cruzaba las calles, en medio de la noche, rodeada de un aura de seguridad adolescente o juvenil.
Llegaba a casa embriagada de todo, llena de esas naderías que van componiendo la vida y son a la postre motivo de canciones o poemas en momentos de soledad o de vacío.
Ahora miro desde la ventana de casa las calles vacias y las luces intermitentes de las farolas apunto de extinguirse. ¿Y que si llega el amanecer?¿Qué importa que la mañana llegue arrolladora sin pedir permiso? Yo estoy aquí, con la pluma y el eco de un cigarro que ya no fumo. Testigo de otro momento, dejando palabras caer sobre un papel que ya amarillea de viejo.
Es tarde y el viento sigue soplando. No paran los árboles de mecerse y en la vieja caja ya no queda casi nada...Un susurro apenas audible me dice que aún sigue ahí y que pronto, se derramará contagioso el último de sus secretos.
Respiro hondo, ahora ya si puedo dormir de nuevo _ y una sonrisa se me escapa de los labios.
La muerte en Venecia
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No la había leído hasta ahora, en un par de días.
Siempre me acuerdo del chiste del Perich sobre dos ovejas que pastaban: a
mí me gustó más el libro, a ...
Hace 6 días
Apareces en estos cielos de blogs. Darás Pandora buenos y nuevos aires a la escritura encriptada.
ResponderEliminarBuenas noches tengas y fértiles sean tus palabras en este blog
De tierras labradas vendrán mis palabras, cosechas recojan los que las lean. Gracias por estar al otro lado.
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